Siempre me gustaron los paragüas. Algunos eligen unos únicos para poder hacerle frente a un día lluvioso que te tira para abajo. Otros van por lo clásico o compran alguno por la calle. Les tomo cariño a los míos, aunque no me duren mucho. No los puedo tirar nomás. Los uso hasta que encuentre un reemplazo razonable.